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sábado, 29 de marzo de 2014

Confesarse es lavarse

Por medio de los sacramentos el alma se fortalece. Todos los sacramentos son importantes y todos están instituidos para determinados momentos. La confesión de pecados graves y de faltas es necesaria para el alma. Además ayuda al alma a crecer en santidad porque le aumenta la gracia santificante, la repone de las carencias que tenga.

Hoy en día no se valora la confesión y sin embargo, sin ese sacramento no hacen efectos los otros, porque la confesión predispone al alma a que los demás sacramentos sean efectivos. Porque comulgar sin confesar los pecados graves es un sacrilegio y no solo no le aprovecha la comunión, sino que aumenta los pecados que ya tenía, con otro mucho más grave. Y así, todos los demás (sacramentos).

Confesarse es lavarse y si os laváis el cuerpo todos los días, las almas deben lavarse por lo menos, una vez al mes.

Yo Soy el Espíritu de Sabiduría que os instruyo por medio de este escrito. Todos sois pecadores, aunque viváis en estado de gracia. Debéis confesar aunque no tengáis pecados graves, para fortaleceros y prevenir las tentaciones y los pecados. La confesión da fuerza para ello y si alternáis la confesión con otros sacramentos, el sacramento que recibáis unido a la confesión, aun es más eficaz. Así con la Confirmación, el Matrimonio, la Eucaristía, la Unción y otros.

Cada día menos se acude al Sacramento de la Penitencia y es uno de los gravísimos errores que ha inducido Satanás. Porque el sabe que si induce a no confesarse a la gente, las almas tarde o temprano, caerán en errores y engaños, y serán mas vulnerables a las tentaciones y a las caídas.

Vais al medico cuando tenéis alguna dolencia por pequeña que sea y, por los consejos que os da o las prescripciones, saléis tan contentos y satisfechos, pues así es la confesión para el alma, que al exponer vuestras flaquezas al confesor que en ese momento representa a Cristo, saldréis mas satisfechos y purificados.

Exponer vuestras caídas, vuestros fallos aunque siempre sean los mismos os beneficiará, porque soltáis de vuestras almas podredumbre que la manchan.

Ha habido santos que se han confesado diariamente e incluso varias veces al día. Son santos que comprendieron muy bien la trascendencia e importancia de la confesión para el alma.

No vale decir “yo me confieso con Dios” porque Dios quiere que sea así, por medio de un sacerdote y no por medio de El. No es confesión sacramental ni se perdonan los pecados, confesándose solo con Dios, por tanto, no se puede ir a comulgar confesando los pecados graves, solo con Dios.


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