Mensaje de Amor.
Palabras del Santo, el verás, el que es, era y será por los Siglos. El Santo de Dios:
Bendíceme Señor,
Hazme digno de escucharte,
Porque mi mente se empecina en lo mundano,
Con mi corazón clamo a ti noche y día,
¿En donde estas Señor?
Acude pronto a socorrernos.
Mas mi mente con todos los devenires del día,
te olvida y se aparta hacia lo que no salva;
¡Hay de mí!, ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?
Señor hazme digno de escucharte,
Me arrepiento, ayúdame a permanecer en ti,
A desear siempre “cambiar” para merecerte.
Amén.
Esta Oración (Dice Jesús de Misericordia) la he inspirado a ustedes para que siempre que comiencen a orar la mediten primero y Yo me digne bendecirlos y preparar sus corazones para la sinceridad que debe reinar en los mismos; para que así dispuestos a Mí, su oración Me sea agradable, sea bien hecha y más si al comenzar también, la unen a los méritos de Mi Pasión Dolorosa en la Cruz del Calvario.
¿Cómo ven amados Míos? Vuestro Dios es perfecto y piensa en todo. No deben ustedes dirigirse a Mí por costumbre, por preocupación, buscando en Mí su tablita de salvación para luego dejarme; humillado y triste, al ver que después de buscarme y haber hecho una mala oración (imperfecta) se alejan.
El hombre debe aprender a vivir correctamente, honestamente, a ser espontáneo y fresco en sus relaciones para con los demás, sin caretas, sin hipocresías, sin intereses que no sean: El servir y proclamar Mi Reino de Amor. Yo les conozco bien, totalmente, mejor de lo que ustedes mismos se conocen. Veo cómo sufren, sin provecho alguno, por que no me entregan sus pruebas; por el contrario reniegan y se martirizan y sucumben ante las mismas, desfallecidos, vencidos.
“Tan fácil que es pensar en Mí”, acordarse de Mí y decirme:
Señor Jesús, no puedo solo pasar este cáliz,
más no se haga mi voluntad sino la tuya y del Padre Celestial,
sostenme en mi caída,
que tu Espíritu Santísimo ilumine mi mente y mis actos sean dirigidos por tí Señor,
para solucionar este problema;
te entrego mis cargas, tómalas Jesús Mío y aligéralas.
Estoy en tus manos mi Dios, a ti me cobijo…
Y después de esta oración, quedarse en silencio por unos instantes, en recogimiento sincero en Mi Corazón. Y Yo les responderé: traeré a vuestra mente la solución de sus problemas (sea cual fuere la prueba), aun cuando no estén de acuerdo con ella. Que se haga la voluntad de Mi padre y vuestro que está en los Cielos y a seguir adelante amados Míos. Que el tiempo no es ya el tiempo antiguo; sino que es el tiempo del fin.
Les pido amados Míos no guarden ni olviden este mensaje tan importantísimo, ténganlo muy cerca de sus ojos, atrás de ellos, en su memoria; y estas oraciones pónganlas en práctica, obtendrán muy buenos resultados al meditarlas.
El dolor se acerca día a día, de repente llegará la ruina para los impíos, deben hacer conciencia de ello “el tiempo se acaba”. Y es necesario que se preparen: La gente dice “Irse mentalizando” y Yo digo: Santificándose, fortaleciéndose espiritualmente, apartando de sus corazones el temor, adquiriendo la valentía de los hijos de Dios así como la que tuvieron los hombres valientes en la guerra cristera al preferir la muerte antes que negar a su Dios “Víva Cristo Rey”, era su lema. El vuestro ¿Cual será?, el vuestro debe ser:
MI DIOS Y MI SEÑOR ES SOLO UNO, JESUCRISTO MI SALVADOR, MI DIOS Y MI SEÑOR ES SOLO UNO, JESUCRISTO MI SALVADOR.
MI DIOS Y MI SEÑOR ES SOLO UNO, JESUCRISTO MI SALVADOR, MI DIOS Y MI SEÑOR ES SOLO UNO, JESUCRISTO MI SALVADOR.
Porque ya ven ustedes amados cómo en la actualidad ¡se adora a tantos Dioses! Los hombres sin Dios adoran a muchos dioses, entonces pues, ustedes que pertenecen a uno solo, el único, el todo poderoso que hace maravillas y portentos y milagros; deben y saben y conocen que solo a vuestro Dios y Señor Jesucristo, se me debe adorar y por tanto si les preguntan ¿Quién es tu Dios? Ustedes responderán con el lema que les he sugerido en líneas anteriores: Mi Dios y Mi Señor es sólo uno, Jesucristo Mi Salvador.
¿Por qué les digo que ustedes me pertenecen? Porque estarán pensando: No merezco la salvación aun cuando la deseo, soy tan malo, tan poca cosa, tan imperfecto que no me atrevo a ver cara a cara a Jesús.
Y Yo te digo hoy si es que así piensas: Te digo que tú me perteneces porque me has entregado tu vida, hiciste un pacto serio conmigo, una alianza eterna con tu Jesús de Misericordia y por eso, no te abandonaré, no te dejaré a merced del enemigo, te reforzaré con Mi Misericordia y con Mi amor, tendré piedad de ti por tu arrepentimiento; y así humillado ante Mi presencia, ante el Santísimo Sacramento del Altar en el Sagrario, te abrazaré y no te dejaré ir…
No te alejarás de Mí, te cerraré los caminos que conducen a la perdición, te permitiré si es necesario, pruebas difíciles para que ante el dolor, recapacites y te des cuenta de que sólo hay un Dios que soy Yo.
Un Dios Trino y Uno, Todopoderoso, Justo y Amoroso que perdona y olvida. Si es que esa creatura me reconoce como el único y verdadero Dios, como su Dios.
¿Te agradan Mis Palabras? – ¡Sí!, -¡De acuerdo, lo he hecho! ¡Ya estarás contento!
Porque has escuchado ahora la revelación más íntima de lo profundo de Mi Corazón que se desvive por el amor de sus creaturas.
¿Cómo voy Yo a dejar morir a los que Mi Padre Me dio? ¿Cómo voy a dejar tiradas por el camino a Mis ovejas, lastimadas por el pecado, después de haberse consagrado a Mi su Dios?
Esta revelación que lejos de herirme al desnudar Mi Corazón y evidenciar Mis más profundos sentimientos ante la ingratitud del hombre, la creación de Mi Padre: me hace descansar.
Como cuando los enamorados se revelan su amor y sus sentimientos y se reconcilian; y se estrechan más esos lazos que no tan fácil se pueden deshacer.
Mi Corazón reposa y se refresca al denunciarme ante ustedes como el eterno enamorado de las almas. ¿Les mueve a compasión el escucharme?
Díganme que Sí, díganme que lo sienten, que está arrepentidos de haberme ofendido, de tomar Mi Amor a la ligera, de haberse alejado. Yo les perdonaré y les abrazaré y ya no les dejaré jamás, les iré aprisionando a tal grado de que ya no se soltarán de Mí; porque el fuego que arde dentro de Mi Corazón les irradía santidad y ustedes ya no serán los mismos de antes.
No tendrán más remedio que abandonarse en Mis brazos, después de levantarlos de Mis Pies y así, en un embeleso de amor, ustedes sean otros Cristos: Amantes, sufrientes, abnegados, llenos de bondad para con sus hermanos los hombres del mundo; Al grado de sufrir por ellos, llevándolos por medio de la entrega de su vida de oración y sacrificio al redil de Mis ovejas.
Oren, oren día y noche, porque se acerca la hora de las tinieblas, oren para no caer en tentación de pecado grave o leve. Los necesito fuertes, irreprensibles, dispuestos a la batalla; porque esta batalla no es contra hombres sino contra los principados y potestades del infierno, peleen la batalla espiritual, fortalézcanse con el ayuno y la oración para poder desviar las flechas incendiarias del enemigo que como león rugiente quisiera devorarnos.
Eha pues amados Míos, a servir a Dios y al hombre, vayan ustedes a descansar para luego continuar en pie de lucha.
Yo he vencido al mundo, ustedes también lo lograrán.
Les bendice su Señor Jesucristo, su Salvador.
El Corazón sacratísimo de Jesús.
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