BIENAVENTURADOS LOS QUE CREEN SIN VER

       

Mensaje de Dios Padre Yahveh para el Mundo a través de la Vidente y Profeta del EMI María de la Cruz en el Cenáculo de Oración por la Salvación de las Almas “La Sagrada Familia”

24 DE DICIEMBRE DE 2013

10:00 HRS.

Bienaventurados los que creen sin ver.

Habréis de considerar la esperanza certísima que tenía la siempre Virgen María de que Su virginidad no había de padecer detrimento alguno en el parto, creyendo firmemente que como fue virgen en el concebir al Hijo de Dios sin obra de varón, así lo sería en el parir sin perjuicio de Su entereza virginal. Porque la experiencia de lo pasado la certificaba de lo futuro, acordándose que ambas cosas estaban profetizadas juntamente por Isaías (7, 14), diciendo “MIRAD QUE UNA VIRGEN CONCEVIRA Y PARIRA UN HIJO, CUYO NOMBRE SERA EMMANUEL, QUE QUIERE DECIR, DIOS CON NOSTROS” (Mt. 1, 23). 

Entonces, María, revolvería estas palabras dentro de sí, y con grande admiración diría: 

“¿DE DONDE A MI TANTO BIEN, QUE SEA YO ESTA MILAGROSA VIRGEN?

¿QUE ES POSIBLE QUE HAYA YO CONCEBIDO EN MIS ENTRAÑAS AL MISMO HIJO QUE EL ETERNO PADRE TIENE DENTRO DE LAS SUYAS? 

¿Y QUE ESTA CONMIGO EL EMMANUEL QUE TANTOS HAN DESEADO TENER CONSIGO? 

¿Y QUE SIN DAÑO DE MI VIRGINIDAD SALDRA DE MÍ, PARA ESTAR Y MORAR CON TODOS?

GRACIAS TE DOY, ¡OH EMMANUEL BENDITÍSIMO!, POR HABER ESCOGIDO A ESTA HUMILDE VIRGEN POR TU MADRE.

¡OH, SI LLEGASE YA LA HORA DE QUE NACIESES!

PORQUE, AUNQUE SALGAS DE MÍ EN CUANTO HOMBRE, SIEMPRE TE QUEDARÁS CONMIGO EN CUANTO DIOS”.

Con estos afectos estaría la siempre Virgen María en este tiempo, dándole grande alegría esta esperanza por el grande amor que tenía a la virginidad.

De aquí, procedería que, como estaba libre de los temores que tienen otras mujeres preñadas, y de los cuidados del parto que suelen darles grande pena, Ella sólo tenía cuidado de aparejar su alma con esclarecidos actos de virtud para servir mejor a Su Hijo, y también de prevenir lo que era menester para Su nacimiento, conforme a su pobreza. Y a Su imitación habría de aparejarse para el nacimiento que esperó del Hijo de Dios, quitando los estorbos que hubiere en Su alma, y adornándola con esclarecidos actos de virtud, conforme a lo que la Iglesia encarga en estos días con aquellas palabras que decía San Juan Bautista (Lc., 3, 4, 5, 6; Is., 40, 3,4) “APAREJAD CAMINO PARA EL SEÑOR, TODO VALLE SE HINCHE, TODO MONTE Y COLLADO SE ABAJE, LOS CAMINOS TORCIDOS SE ENDERECEN Y LOS ASPEROS SE ALLANEN, PORQUE TODA CARNE HA DE VER AL SALVADOR”, que quiere decir: Quitad de vosotros los vicios contrarios al Salvador que nace, y adornaos con virtudes semejantes a las que trae, quitad honduras de pusilanimidades, altivez de soberbia, intenciones torcidas y costumbres ásperas, procurando todo lo que fuere posible levantar vuestro Espíritu a lo alto con la confianza, y abajarle a lo profundo con la humildad, enderezando vuestras intenciones a lo celestial, sin mezcla de lo terreno; y siendo mansos con todos, sin dar ocasión de tropezar a ninguno (2 Cor., 6, 3), porque tal es el Salvador que ha de nacer, y con tales disposiciones le habéis de recibir.

Habréis todos de considerar y deje como fundamento la siguiente meditación: 

 Cómo el Verbo Encarnado estando en las entrañas de Su Madre, quiso hacer una entrada en el mundo, la más nueva, admirable y Santa que jamás hubo ni habrá, porque fue penosa para Sí y provechosa para vosotros, asentando los cimientos de la perfección evangélica que había de predicar. De modo que Su primera entrada en el mundo, como dijo San Cipriano, fuese dechado de vuestra primera entrada en la religión Cristina, para que entrasen Sus Discípulos por donde Él entró, ejercitando las virtudes que ejercitó. Y para este fin dejó todo lo que el mundo ama y busca, y buscó todo lo que el mundo aborrece y huye. Y así, para nacer, dio traza cómo salir de Nazaret, por dejar las comodidades que pudiere tener en casa de Su Madre y entre Sus deudos y conocidos, a donde no le faltara el abrigo de un aposento y brizo (cuna), y algún regalo, como no le faltó al Bautista, por nacer en casa de padre. Pero todo lo dejó, mostrando cuánto aborrece los regalos de la carne, y cuán amigo es de pobreza, pues deja lo poco que tiene Su pobre Madre y, como peregrino, porque quiere nacer en Belén en tal coyuntura que todo le faltase.

OS AMO Y OS BENDIGO, VUESTRO PADRE DEL CIELO YAVE.

“GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA EL SEÑOR”.

AMEN, AMEN, AMEN.

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